Hace algo menos de un mes, publicamos una entrada sobre pintar la fachada, que ha tenido muy buena acogida entre los que leéis este blog. Al final de la misma, os comentaba que en un futuro trataríamos la elección del color, ya que es un punto que suele generar ciertas tensiones cuando se plantea en una Junta de Vecinos.

Es muy habitual que cuando se trate el tema, se opte por volver a pintar del mismo color que existe en ese momento, pero tampoco es infrecuente, que bien por cansacio o bien por estética, algunos vecinos soliciten un cambio de color que se ajuste más a sus gustos, que haga que la fachada destaque o que inserte en su contexto arquitectónico. Y lo normal, cuando esto sucede, es que haya uno o más vecinos que tengan otros criterios y que no estén de acuerdo con la propuesta de la mayoría o con cualquiera que no sea la suya.

Cuando esto ocurre, se suele producir un diálogo esteril y con posterioridad, se pasa a votación. Hay que tener en cuenta que dice la Ley en este caso. Y lo que la Ley dice es que el acuerdo para proceder al cambio del color de la fachada, no necesita más que la aprobación por mayoría de la la propuesta, no la unanimidad, para darse por válido. En este sentido existe variada jurisprudencia que avala este enfoque y es que si bien el cambio de color va a modificar esteticamente la fachada, no se puede decir que la altere sustancialmente, ya que no se trata de eliminar un elemento de la misma  o cambiarlo por otro de distinta naturaleza o volumen.

Una vez hemos decidido pintar la fachada, antes incluso de haber elegido el color (o colores), es conveniente consultar al Administrador si nuestro edificio está sometido a alguna normativa de Patrimonio que impida el uso de ciertos colores o limite a una gama concreta, aquellos que puedan ser utilizados en fachada. Ni todas las zonas de la ciudad, ni todas las fincas son iguales y algunas de ellas tienen un grado de protección que limita, en cierta forma, el poder de decisión de los propietarios.

Por tanto, el orden ideal para tomar la decisión de pintar la fachada y elegir color, respondería al siguiente esquema:

1) ¿Es necesario pintar la fachada? (es decir, ¿se trata de una decisión que responda a una necesidad estructural o estética?): Si se entiende que sí, sea cúal sea la necesidad, pasamos al siguiente nivel.

2) ¿Vamos a mantener el color o a cambiarlo? Si se decide mantener, va a haber menos conflictividad, si se decide cambiar habrá que ver si se puede.

3) ¿Dice algo la normativa de Patrimonio al respecto de los colores elegidos? Si los permite, adelante, si no, habrá que volver a elegir.

En nuestro despacho podemos ayudaros a tomar la decisión, comprobar si los colores se ajustan a la legalidad vigente y buscaros una empresa de confianza que cumpla en calidades y en plazos, para ello, sólo hace falta que os pongáis en contacto conmigo, por el medio que más os guste.

Un saludo y gracias por leerme.

Alicia.